Tour 3 días desde Fez a Marrakech

El primer día de tu viaje desde Fez hasta Merzouga. En el corazón del desierto del Sahara, es una aventura que combina paisajes cambiantes, cultura y emociones únicas. Comienza temprano con un desayuno marroquí tradicional. Donde el té con hierbabuena, el pan recién horneado, la mermelada y el aceite de oliva te darán la energía necesaria para el camino. Desde Fez, te adentrarás en las montañas del Medio Atlas. Un recorrido que te llevará por Ifrane, apodada la «Suiza de Marruecos» por su encantadora arquitectura alpina y su ambiente fresco.

Más adelante, en Azrou, podrás admirar los densos bosques de cedros y. Con un poco de suerte, ver a los simpáticos monos salvajes que habitan la zona. A medida que avanzas hacia el sur, el paisaje se transforma: el valle del Ziz te recibe con un espectacular oasis de palmeras que contrasta con la aridez del entorno.

Al llegar a Merzouga, las imponentes dunas doradas de Erg Chebbi te esperan. Aquí, cambiarás el coche por camellos para adentrarte en el desierto y vivir una experiencia inolvidable.
La noche la pasarás en un campamento bereber. Donde disfrutarás de una deliciosa cena marroquí, como un tajín o couscous, mientras escuchas música tradicional alrededor de una fogata. Y, antes de dormir, no olvides mirar al cielo: las estrellas en el desierto son un espectáculo mágico que te dejará sin palabras.

El segundo día de tu viaje comienza con uno de los momentos más mágicos del Sahara: el amanecer sobre las dunas de Merzouga. Despiértate temprano y sube a la cima de una duna para ver cómo los primeros rayos de sol pintan el desierto de tonos dorados y rojizos. Es una experiencia que quedarás grabada en tu memoria para siempre.

Después de este espectáculo natural. Regresarás al campamento para disfrutar de un desayuno bereber antes de partir hacia Rissani. Una ciudad histórica que fue un importante enclave caravanero y cuna de la dinastía Alauita. Aquí, perderte en su zoco tradicional es como viajar en el tiempo; es uno de los más auténticos de Marruecos, lleno de vida, colores y aromas. Más tarde, te dirigirás hacia las impresionantes Gargantas del Todra. Un cañón de paredes rocosas que se elevan hasta 300 metros de altura. Este lugar es perfecto para dar un paseo, sentir la inmensidad de la naturaleza y capturar fotos espectaculares.

Por la tarde, continuarás hacia las Gargantas del Dades. Famosas por sus formaciones rocosas únicas, conocidas como «los dedos de los monos», y su valle lleno de palmerales y kasbahs. Aquí pasarás la noche en un hotel o riad con vistas al valle. Donde podrás relajarte y disfrutar de la tranquilidad de este paisaje impresionante. Este día es una combinación perfecta de naturaleza, historia y cultura que te dejará maravillado.

El tercer día de tu viaje te lleva desde las majestuosas Gargantas del Dades hasta la vibrante ciudad de Marrakech, pasando por algunos de los lugares más emblemáticos del sur de Marruecos. Comienza el día en el Valle de las Rosas, en Kelaat Mgouna, donde los campos de rosas damascenas te envolverán en su aroma. Si viajas en mayo, podrás disfrutar del famoso Festival de las Rosas, una celebración llena de color y tradición. Luego, continúa hacia el palmeral de Skoura, un oasis de tranquilidad, y visita la impresionante Kasbah de Amridil, una de las más fotogénicas y bien conservadas del país.

Más adelante, llegarás a Ouarzazate, conocida como la «Hollywood de Marruecos» por sus estudios de cine y su papel en películas internacionales. No te pierdas la Kasbah de Ait Ben Haddou, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un lugar lleno de historia y belleza arquitectónica. Después de explorar Ouarzazate, emprenderás el ascenso por las montañas del Alto Atlas a través del puerto de Tizi n’Tichka, a 2.260 metros de altitud. Este recorrido te regalará vistas espectaculares, con curvas sinuosas, paisajes montañosos y pequeños pueblos bereberes que parecen colgar de las laderas. Finalmente, al caer la tarde, llegarás a Marrakech, la ciudad roja.

Termina tu viaje con un paseo por la plaza Jemaa el-Fna, donde la vida bulle en cada rincón: desde los puestos de comida y los artistas callejeros hasta los sonidos de la música tradicional. Este día es el broche de oro a una aventura inolvidable llena de contrastes, cultura y paisajes impresionantes.